Nuestra Posición en el Reino – Ing. Ernesto Silva

A muchos de nosotros nos gusta que nos compartan el final de una historia o de una película. En está ocasión el Ingeniero Ernesto Silva nos compartió el final de una historia, pasando por el pasado, presente y futuro de ella, pero que a diferencia de una película, es una historia real de la que todos somos protagonistas.

El final de esta historia está detallada minuciosamente a lo largo del libro de Apocalipsis.

Como sabemos, el hombre perdió por el pecado de Adán todo lo que Dios había preparado para él.

Jesús cumplió todos los requisitos  para recuperarlo, venciendo al enemigo mediante su sacrificio en la Cruz.  Y aunque el enemigo está vencido, sigue interviniendo en nuestra vida. Esto es porque aunque su derrota fue proclamada, la victoria aún no ha sido consumada, porque hay una diferencia entre la proclamación y la consumación de una victoria.

Como ejemplo tenemos la independencia de México que se proclamó en 1810, pero se consumó 11 años después.

Hay un periodo entre el momento en que el enemigo fue juzgado (Juan 16.11) y que llegue a su destino. El enemigo ya fue juzgado con la sangre de Jesus y recibirá su merecido. Mientras tanto, lo mantenemos en su lugar con la sangre de Jesús, con la palabra de nuestro testimonio  y en la autoridad que nos ha sido concedida mediante el nombre de Jesús.

Es muy importante que conozcamos que Jesús vino a establecer un reino de reyes y sacerdotes para Dios, nuestro Padre, adquiridos al precio de su propia sangre y conforme a su propósito:

1. Para que anunciemos sus virtudes y seamos predicadores y evangelistas.
2. Para que seamos sus sacerdotes. Llevando a todos los hombres el ministerio de la reconciliación, intercediendo por las personas para que se reconcilien con Dios.
3. Para que seamos embajadores del reino, llevando las buenas nuevas, los beneficios del reino de los cielos y deshaciendo las obras del diablo.
Ahora que conocemos el final de esta historia levantémonos con el poder y la autoridad que nos ha sido delegada en el nombre de Jesús y tomemos la posición que tenemos como protagonistas de ella.

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