Pastor Dick Bernal nos hace hincapié que muchas veces, al ver los problemas en nuestra vida pensamos que son imposibles de vencer, pero, cuando dejamos de verlos a través de lo que nos dicen nuestros sentidos y los vemos a través de la fe y lo que dice la palabra de Dios, se cumple lo que está escrito en Marcos 11:23-24:
«Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.»
Estamos muy acostumbrados a experimentar la vida a través de las emociones. Decimos lo que vemos, decimos lo oímos, decimos lo que sentimos, lo que olemos; pero eso no significa que todo lo que vemos, escuchamos o sentimos sea verdad, al menos no en la forma en que como hijos de Dios debemos ver y sentir, porque ya no somos de este mundo, nuestra naturaleza “mundana”, en el momento que decidimos reconocer por fe a Jesús como nuestro Señor y Salvador se transformó, ya que pasamos a formar parte de la ciudadanía celestial, por ende, nuestra mente tiene que ser renovada conforme a la Palabra de Dios en un proceso diario, así nuestro lenguaje y las cosas que creemos, hablamos y declaramos cambiarán, y esto va de acuerdo a lo que nos dice 2 Corintios 4:13 …creí por lo cual hable
Un ejemplo muy claro es esto: Somos salvos porque primero lo creemos y luego lo hablamos. «Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.» Romanos 10:10
En Marcos 11:12-14 Jesús nos enseña justamente el poder de la palabra, pues Él maldijo a la higuera con su fe y con su boca.
Jesús activó una ley profética en Marcos 11:23, enseñándonos a deshacernos de nuestras montañas, pues cualquiera que diga a su problema, desafío o reto que se quite, creyéndolo con el corazón verdaderamente ocurrirá, y entonces se obtendrá lo que se ha dicho.
¿Qué montaña hay en tu vida que no has podido superar? Háblale hoy a esa montaña y prepárate para ver lo que Dios tiene para tí detrás de ella. Comienza hoy a poner en práctica tu fe y esa autoridad que Cristo ya te entregó.