Génesis 1.2-3. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.3 Y dijo Dios:Sea la luz; y fue la luz.4 Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.
Así como Dios ordenó todas las cosas que estaban desordenadas, debemos ordenar nuestros sueños. Para hacerlo sigue estos pasos:
1. Dios puso orden: Todo sueño brotará del fondo de tu corazón y deberá ser plasmado en una hoja de papel ya sea con un dibujo o un diagrama, como el boceto de un diseñador o el plano de un arquitecto.
2. Dios vio que era bueno: Debes priorizar y clasificar. Todo sueño deberá ser grande y retador.
4. Dios vio: Debes visualizar y plasmarlo en hojas blancas o de colores con recortes, dibujos, fotos; pues Dios te ha dado creatividad para llevarlo a cabo. Debes tener en mente que cada una tiene su estilo.
5. Dios hizo: Es tu plan de acción. Elaborar una lista de cosas que tienes que hacer para materializar ese sueño.
6. Dios bendijo: Encuentra un versículo en la palabra de Dios que sustente tu sueño. Son promesas que las haces tuyas.
Los sueños deberán tener las siguientes características: Específicos, muy claros, medibles, realistas y realizables. Con un determinado tiempo: (Corto, mediano, largo).
Necesitarás una carpeta de argollas con ocho separadores para ordenar y clasificar tus sueños de acuerdo a los siguientes temas:
1. Reconciliate (Mi relación conmigo)
2. Mis dones y talentos
3. Mi carácter
4. Mi familia
5. Mis finanzas
6. Mis relaciones con los demás
7. Bienestar físico
Pensamientos negativos que te impiden soñar:
- Todo o nada.
- Asumir lo que otros piensan.
- Generalizar.
- Minimizar las cosas positivas.
- Dramatizar.
- Insultos.
- Autoculpa.
- Pensamientos catastróficos.
2 Corintios 10.5. derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.
¡Dios no tiene límites para tu bendición! Si no sabes qué será de tu futuro, Dios ya lo tiene en sus manos. Son tus acciones y sueños los que te llevarán más lejos de donde eres capaz de llegar.