Carácter

Salmos 121.4-8. Jehová es tu guardador;Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
6 El sol no te fatigará de día, Ni la luna de noche. 7 Jehová te guardará de todo mal;El guardará tu alma.8 Jehová guardará tu salida y tu entrada Desde ahora y para siempre.

Tal vez te preguntes si carácter y temperamento sean lo mismo, pero en esta clase aprendimos su diferencia. Todas nacemos con un temperamento, pero el  carácter se forma a través de las circunstancias o situaciones que van pasando en tu vida  y  a lo largo del tiempo.

Efesios 4.26. Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo. Esto es,  tenemos derecho a enojarnos pero no a pecar, y que no nos vayamos a la cama con enojo. Arregla en ese mismo día con tu prójimo lo que te disgustó, porque el enojo produce con el tiempo ira, contienda, envidias, etc.

Ahora que  estás en Cristo, Él te ama como eres y necesita de tí la decisión de seguirlo a Él y nadie más. Él te iluminará, te dará sus pensamientos y su mente para tu gran trasformación. Te dará todos los frutos del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza. Gálatas 5.22-23. También te pide que te alejes de todo lo malo: enojo, ira, malicia, calumnia y lenguaje obsceno. Colosenses 3.8.

Fija tus ojos en Él, ten cuidado con el enemigo; porque siempre está buscando a quien devorar. Si tú tienes fe y sometes tu carácter, emociones y voluntad serás como Jesús  y tendrás todas las cualidades que tiene.  1 Pedro 5.8-9.

Entre más te llenes de Jesús  será más fácil tu trasformación. Te preguntarás ¿Cómo?  La respuesta es sencilla: Efesios 4.23:

  • Somete tu voluntad.
  • Llénate de su amor.
  • Lee su palabra.
  • Pide revelación.
  • Pasa tiempo en su presencia.
  • Ten fe.
  • Cúbrete día a día con su preciosa sangre que fue derramada en la cruz.

Al seguir estos  pasos tus pensamientos serán los pensamientos de Jesús. Echa fuera de tu mente toda idea de derrota, pues el gozo del Señor es tu fortaleza. El Señor te ha dado un espíritu de amor, poder y dominio propio para echar fuera el temor y recuerda que la perfecta obra que comenzó en tí Él la seguirá perfeccionando hasta tus últimos días.

 

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