Dios es un Dios de relaciones. Nos creó para relacionarnos primeramente con Él y después con nuestro prójimo.
Mateo 22.36-39. Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?37 Jesús le dijo:Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.38 Este es el primero y grande mandamiento.39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Para amar a Dios con todo nuestro corazón, alma y mente, lo primero es tener una relación con Jesús. Y es a través de esta relación, al sentirnos amadas y aceptadas por Él, que recobramos nuestra identidad de hijas y podemos amarnos a nosotras mismas, para poder amar a los demás y tener buenas relaciones con todos.
Las relaciones interpersonales nos ayudan a madurar, crecer espiritualmente, desarrollar los frutos del Espíritu y aprendemos a parecernos a Jesús.
Dios nos creo para relacionarnos. Él vino a la tierra a relacionarse con nosotros y para que a través de Él nos relacionáramos con su Padre. Desde que nacemos empezamos a relacionarnos y lo hacemos durante toda nuestra vida, necesitamos a los demás y los demás necesitan de nosotros, pero muchas veces no podemos relacionarnos porque en nuestro corazón hay inseguridad, amargura, envidia, celos, falta de identidad y esto a su vez nos llevan a la soberbia y la falta de perdón.
Aquí encontrarás algunos principios para mejorar tus relaciones interpersonales basados en la palabra de Dios:
- Tener una buena comunicación. Siempre aclarar las cosas y hacerlo en paz. Mt. 18.15-17.
- No ser Chismosas. Pr. 11.12;16.18;20.19;26.20.
- No hacer acepción de personas, aceptar las opiniones de otros, hacer nuestro círculo de amigos más grande, respetando, valorando las características de casa temperamento. Ro. 10.34, 2.11.
- Recuerda que la lucha no es contra carne ni sangre; sino contra principados, huestes de maldad. Ef. 6.12.
- No hacer comparaciones con las personas. Ec. 4.4; Sam. 16.7.
- No juzgar. Mt. 7.1-5.
- No mentir. Pr. 6.16-17.
- No criticar. 1 Ti. 5.21.
- Ejercer dominio propio. 2 Ti. 1.7.
- Escoger batallas. Dt. 30.19.
- Contestar con amabilidad. Pr. 15.1.
- No irte a dormir enojada, sobre todo si eres alguien cercano. Ef. 4.26-27.
- Procurar estar contenta con todos. Ro.12.18.
- No maldecir. Ro.12.14.
- Ser amigos. Pr. 17.17;18.24.
- Dejar hablar a los demás y escucharlos. Stg. 1.19.
Hay dos ingredientes para tener relaciones interpersonales sanas:
Humildad
El ser humano por naturaleza es egoísta, egocéntrico. Queremos que todo gire a nuestro alrededor y siempre queremos tener la razón. Pero Dios nos dice otra cosa:
Filipenses 2.3. Nada hagan por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo.
El orgullo: Exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los propios méritos por los cuales la persona se cree superior a los demás. Sinónimo: Soberbia. En otras palabras orgullo es estimarte o creerte más de lo que eres por ti mismo, y creerte algo que no eres, es una mentira.
Perdón
Mateo 18.21-22. Entonces se le acercó Pedro y le dijo:Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?22 Jesús le dijo:No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.
Sin humildad no podemos pedir perdón ni perdonar, debemos entender que el perdón no es un sentimiento, es una decisión y hace libre a quien perdona y a quien es perdonado, es decir, el favor no se lo hacemos al otro, sino a nosotros mismos. Aún si no te piden perdón, debemos perdonar. Hay veces que nos ofenden y la persona que lo hizo ni siquiera se dio cuenta.
Proverbios 19.11. La cordura del hombre detiene su furor,
Y su honra es pasar por alto la ofensa.
Dios nos habilita para pasar la ofensa por alto y ser pacientes. Sacúdete la ofensa; es como el polvo que te ensucia. Si Dios nos perdona y nos limpia de todo pecado; ¿cómo nosotros no podremos perdonar a los demás? No debemos reclamar, ni reprochar, ni echar en cara sino al contrario: honra, respeta y ama a tu prójimo así como Dios te ama.
El amor
La base de la humildad y el perdón es la fuerza más grande que existe, capaz de cambiarlo todo: el amor.
Tal vez pienses que no tienes ese amor, pero sí lo tienes, ya fue derramado en tu corazón por el Espíritu Santo. Desarróllalo, declara con pasión los versículos que tengan que ver con el perdón y el amor. Medita en ellos.
Siembra con lágrimas todas las promesas contenidas en su palabra y cosecharás su cumplimiento con regocijo. Derrama tu corazón, declara sus promesas, con Cristo tienes toda la victoria ganada. Con Cristo tendrás relaciones exitosas.
Deja que su amor te inunde. Él tiene un sueño especial para ti, permite que restaure tu alma. Te dará una mente creativa, te permitirá tener relaciones en equipo y disfrutar de amistades con el mismo propósito: Extender su reino aquí en la Tierra.
Hoy decide perdonar. Dios te quiere abrazar y el bálsamo del cielo sanará cada herida que has tenido durante tu vida. Recibe su consuelo. Él te necesita sana, libre, restaurada, hará llover ríos de vida eterna. Pídele que tome el control de ti vida y de tus relaciones, decide caminar de su mano. No estás sola, Dios está contigo.