El Pastor Gabriel Acero nos deleitó este domingo con un mensaje lleno de revelación, acerca de lo que Jesús nos enseñó. Las cosas del mundo y de la carne no aprovechan para nada, pero lo que Él hablaba eran palabras de vida que te transportan a lo eterno. Jesús vino a hablar la voluntad de su Padre, Él no hacía nada fuera de ella.
“Y ésta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero.” Juan 6. 39.
Por causa de la resurrección de Jesucristo, ahora eres hijo de Dios. Pero para resucitar, primero tienes que morir a la carne y a las situaciones de este mundo.
La fe te traslada a lo sobrenatural, y la revelación es, que para entrar en el Reino necesitas resucitar.
Cuando dejas de poner los ojos en Jesús, comienzas a dudar de su poder. Juan el Bautista, siendo el mayor profeta sobre la tierra, comenzó a ver las circunstancias y quitó los ojos de Jesús, el autor y consumador de la fe, y perdió la vida. Que las circunstancias o las emociones no te muevan, porque estas pueden determinar el final de tu vida y cambiar tu destino.
Jesús vino a hacer la voluntad del Padre, ¿y cuál es la voluntad del Padre? Bendecir. Permanece conectado a lo eterno y no quites tu mirada de Jesús.