La mejor oración que un hijo de Dios puede hacer, es la oración persistente. El Pastor Juan Cano de Madrid, España, nos enseñó en base a Apocalipsis 5.8, que nuestras oraciones son como esas gotas que van cayendo dentro de una copa, mismas que pueden ser las de un hijo que se ha apartado del Señor, la enfermedad de alguno de nuestros padres, una crisis matrimonial, la adicción de algún pariente o la falta de empleo de algún amigo, etc. Cada vez que insistimos en interceder por ellos o por cualquier asunto en particular, incluyendo nuestra nación, esa copa se irá llenando con nuestras oraciones hasta que ésta llegue a rebosar, si persistimos, la copa llegará al punto de su derramamiento, entonces ese será el momento de recibir la bendición y la respuesta a nuestras peticiones. El tiempo, será en base a cuánto nosotros insistamos y en el momento perfecto de Dios. Pero sin duda, la respuesta llegará.
No te detengas en clamar, continúa insistiendo, sigue tocando la puerta, pues Dios sabe que en la medida en que tú persistes en tu oración, él sabrá qué tan importante es para ti eso por lo cual estás pidiendo.
El Pastor Cano, también nos enseñó sobre cómo nuestras oraciones son como un incienso que suben a la presencia de Dios, y es en esa intimidad con el Padre, que el Señor nos unge en el interior para ser transformados, pero también nos unge en el exterior para poder ser usados por Él.