Este domingo, Luis Marroquín, nos trajo una palabra centrada en el libro de Isaías 42:3, donde nuestro Señor nos dice que no quebrará la caña cascada y no apagará el pábilo que humea, es decir, que a pesar de nuestros errores o malas decisiones, Él nunca nos desechará ni apagará lo que ya ha despertado en cada uno de nosotros, sin embargo, esto no quiere decir que tenemos el permiso o la libertad para seguir pecando.
Sabemos que las palabras que Jesucristo habló mientras estuvo en esta tierra, no fueron para condenarnos sino para darnos vida, pero en ellas, existe una responsabilidad implícita que debemos asumir, la cual tiene que llevarnos a vivir en santidad y en la voluntad de Dios. En Jesucristo, tenemos una nueva oportunidad para corregir todo lo malo que hayamos hecho en el pasado, y aunque las consecuencias o las circunstancias de la vida pudieron haber hecho que la luz se apagara, Dios nos dice que nada ni nadie nos podrá apartará de su amor. Si tú buscas al Padre, Él te llevará a su Hijo, pero si buscas al Espíritu Santo, Él te revelará los secretos del Padre y si desarrollas una relación con el Espíritu Santo, Él te revelará a Cristo, la forma en cómo busques esa intimidad, te llevará a avivarte y finalmente a avivar tu nación.