Carmen Gloria nos habló sobre la fe de Jesús y nos enseñó como nosotros podemos y debemos operar en ella. Nuestra fe irá a nuevos niveles no por fórmulas mágicas, sino por el poder de la revelación de la Palabra de Dios al accionarla y por la gracia del Espíritu Santo.
Nuestra vida de fe podría compararse con la de un surfista, que es movida por el viento del Espíritu y no por las corrientes de las olas de este mundo. Si tenemos nuestra vela en la posición correcta, con el ángulo correcto, con el mástil de la Palabra y nos mantenemos bien parados sobre la tabla de la justicia, nada nos podrá derrumbar e iremos siempre en la dirección correcta.
La incredulidad es un espíritu que se infiltra en la iglesia y que se opone a la fe. Afuera están los ignorantes, porque no les ha sido revelada la verdad, pero dentro de la iglesia nos encontramos los creyentes o los incrédulos, y estos últimos no por falta de conocimiento, sino porque no han reconocido que son ellos la que tienen que activar esa sustancia que ya ha sido depositada en ellos. La fe de Jesús siempre nos hará tener el gozo por delante, dándonos por ende, sentido, propósito e identidad.