Apocalipsis 4:1-2 Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. 2 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.
PADRE: ¡Gracias por poder entrar a tu presencia por la Sangre del Cordero! Gracias por el camino nuevo y vivo que nos abrió con su muerte y su resurrección. Ahora podemos entrar a tu trono de gracia y adorarte en espíritu, juntamente con las huestes celestiales.
PADRE: Te adoramos como lo hacen los seres vivientes que no cesan de decir día y noche: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. ¡Recibe nuestra adoración! Ap. 4:8
SEÑOR JESÚS: Nos postramos ante ti como lo hacen los veinticuatro ancianos con arpas y copas llenas de incienso que son
las oraciones de tu pueblo; y te cantamos un nuevo cántico que dice: “Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra”.
SEÑOR JESÚS: Junto con los ángeles que están alrededor del trono, y con los millones de millones de tus hijos e hijas que nos precedieron declaramos: “El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza; y al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
DIOS Y PADRE NUESTRO: Nos postramos sobre nuestros rostros y te adoramos declarando que vives por los siglos de los siglos. Ap. 5.8- 14.
ESPÍRITU SANTO: Al adorar al Padre y al Hijo, trae a nuestra vida la provisión de sabiduría, gracia, salud física, poder, libertad, paz y recursos materiales para suplir nuestras necesidades. Muchas gracias te damos, en el Nombre de Jesús de Nazaret. ¡Amén!