La presencia de Dios dejó de pasar de estar fuera de nosotros, para venir a morar dentro nuestro, y esto sucede a todo aquel que decide aceptar en su corazón a Jesús como su Señor y Salvador, esto es: por fe. Así que, cuando llevas tu relación con Dios más profundo, viene a tu vida esa plenitud que es capaz de llenarlo todo en ti. Cuando somos conscientes de esa presencia entenderemos que tenemos acceso a ella en todo tiempo. Cuando hay en ti esa honra, hambre y deseo por Él, nacerá en ti la urgencia de tener y mantener ese lugar secreto donde entrarás en las profundidades de su gloria que mantendrán tu conexión con Dios y te revelará los secretos que tiene para ti.
Comentarios Facebook