Omar Sabag, habló sobre la gran diferencia que existe entre leer y meditar la Palabra; con lo primero, solo nos llenamos de conocimiento, pero cuando meditamos en ella, se nos revela al corazón y es ahí, cuando viene la transformación.
En Josué 1:6, el Señor da una indicación precisa a quién ahora tomará el lugar de Moisés para introducir a su pueblo a poseer la tierra prometida. Una comisión nada fácil, y de la cual requería todo el esfuerzo y valentía de Josué, pero justamente al escudriñar este pasaje, nos podemos dar cuenta, que él no tenía que hacerlo en sus propias fuerzas y cargar con todo el peso de lo que esta misión requería, sino el de obedecer a Dios y confiar ciegamente en él, para poder lograrlo y alcanzar la promesa ya dada.
Cuando peleamos en nuestras propias fuerzas cualquier circunstancia difícil o desafiante, lo único que lograremos es enfermarnos y por ende, debilitarnos, pero cuando obtenemos la valentía que Dios nos pide, esto será el resultado de haber decidido tener la fe como la de un niño, la cual descansa y confía plenamente en Él y sus promesas, aunque a veces no entendamos el proceso, pero sin embargo al final, nos llevará a conquistar.
Citas bíblicas:
Josué 1:1-9
Isaías 5:13
Isaías 41:10
Zacarías 4:6-7
Filipenses 4:13
Jueces 6:11-16
Hebreos 11:32-34
2 Reyes 18:28-33
2 Reyes 19:14-16, 35-37
Efesios 6:12