“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Mateo 11.28-30
Vengo ante ti, Señor, totalmente vulnerable por mi miedo.
Mi carga es demasiado pesada para mí cuando proceso el Coronavirus, y yo te necesito.
Elijo llevar tu yugo de paz sobre esta enfermedad y sabiduría sobre mis hombros, sobre cómo vivir mi vida durante este brote y abrazar tu descanso para mi alma.
Aunque vivimos en el mundo, no hacemos la guerra como lo hace el mundo.
Las armas con las que luchamos no son las armas del mundo.
Por el contrario, tienen poder divino para demoler fortalezas.
Derribamos argumentos y toda pretensión que se opone al conocimiento de Dios, y tomamos cautivo cada pensamiento para hacerlo obediente a Cristo. (2 Corintios 10.3-5)
Sé que camino en la carne donde el Coronavirus me amenaza, pero no peleo en la carne.Mis armas son poderosas a través de Dios y tengo a Jesucristo resucitado dentro de mí.
Tengo el poder de derribar la fortaleza del Coronavirus sobre mi familia, y elijo derribar toda imaginación sobre este virus que atormenta mi mente. Yo ordeno que cada pensamiento sobre el Coronavirus se alinee con la Palabra de Dios y obedezca a Cristo.
Shawn Boltz