Hay esperanza

Hay esperanza

El Padre dice hoy: comienza la mañana con un grito de júbilo y no un gemido. Cuando todo lo que hay dentro de ti no pueda bendecir al Señor, toma una decisión positiva de buscar en tu corazón con la luz del Señor hasta que cada matiz de duda sea expuesto y tratado. Eres un hijo del Rey, y el grito de un rey está dentro de ti. 

La fe se mueve, y la fe pone de manifiesto el camino que conduce a la vida y a la superación en cada adversidad y obstáculo. No hay perversidad o iniquidad donde la fe gobierna y el amor conquista. Yo te he dado lo mejor de mí y Yo te he dado mi palabra. Cuando el enemigo dice que no eres digno, debes saber que mi declaración sobre ti es que estás limpio a través de la palabra que Yo te he hablado. Medita en esa palabra y abraza esa palabra. Que mi palabra hable más y más fuerte que todas las protestas de los parlantes y personalidades de los medios. Este es un día de levantarte y no de rendirte. No eres de la oscuridad; eres del día, y el día de la canción está surgiendo en tu corazón, trayendo nueva esperanza y regocijo del que el mundo no sabe nada.

Libra una guerra de desgaste contra las dudas y los temores que llegan a consumir tu paz y robar tu alegría. Gana sobre tu corazón todos los días diciendo: “hay un Dios, y yo soy su hijo. ¡Me regocijaré y gritaré su alabanza desde la mañana hasta la tarde!” Nunca permitas que las acciones en tu vida contradigan la fe en tu corazón. Una pequeña duda, un poco de miedo se convierte en un gran árbol de la desgracia que se eleva sobre ti a menos que lo tales donde está con palabras de fe y las acciones correspondientes que gritan tu confianza en mi palabra al mundo. 

La incredulidad o permitir que una mentalidad de víctima te agarre trae contaminación y corrupción. No has nacido de lo que es corrupto, sino de la semilla incorruptible. La enfermedad no te corromperá. Las infecciones por virus no te lastimarán. 

Vivirás y verás el final de tus días en paz y con una larga vida. No serás cortado en medio de tus días. Al igual que David, vivirás tu vida al máximo y luego levantarás los pies en la cama con tu testimonio intacto y tu legado de fe, un camino sólido y digno para que todos lo sigan.

  • Russel Walden.
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