En el amor no hay temor

En el amor no hay temor

El Padre dice hoy, Yo no te he dado un espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio. Yo no soy impotente; por lo tanto, no eres impotente. No eres marginado amado; eres como la niña de mis ojos. No estás privado de tus derechos, porque el derecho del cielo es tu provisión y tu privilegio. En el amor no hay temor. El amor es quien Yo soy y quien Yo soy dentro de ti. Lo que el hombre no puede hacer y lo que el reino político no puede responder, Yo lo estoy respondiendo desde el cielo. No temas, dice Dios. Rechaza verte a tí mismo como dependiente de la solución del hombre para mejorar las cosas porque el hombre no tiene la respuesta. Maldito sea el que confía en el hombre y hace del brazo de carne su fuerza. Tu fuerza está en mí. Tu esperanza no está en la arena política, tu esperanza está en mí. Cuando el humo se aclare y se descubran las mentiras, será mi pueblo el que se mantendrá firme porque se negaron a inclinarse ante el altar de lo político, y se negaron a protestar contra aquellos que no ven otra respuesta más allá de la idolatría de los sistemas defectuosos del hombre. 

Tú no eres de este mundo. Si fueras de este mundo, entonces, como mi siervo, pelearías, pero tu ciudadanía es ante todo en el cielo y no en la tierra. Cuando la democracia falla, y cualquier otro sistema de gobierno falla, el gobierno del reino de Dios estará funcionando, intacto y operando para tu beneficio. No hay blanco o negro en Cristo. No hay línea de color en el reino. Todas esas protestas en sentido contrario provienen del mal, cuya única intención es dividir para que puedan conquistar. No puede resolver el problema en el nivel de la arena que dio origen al problema. Yo te llamo más alto. Aquí hay un lugar por encima de todos los principados de raza, política y fuerzas de la anarquía. A partir de ahí, Yo gobierno sobre la tierra, y tú gobiernas en mí y conmigo hasta que venga Shiloh, y cada rodilla se doblará, y cada lengua, blanca, negra, amarilla, y de lo contrario confesará el señorío Jesucristo como la única respuesta a la enfermedad del pecado del hombre.

-Russel Walden

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