Ante los tiempos que estamos viviendo en los cuales la maldad se ha ido acrecentando y donde enfrentamos un virus que pareciera no detenerse, nosotros los creyentes, debemos recordar el poder de la Palabra de Dios hablada y cómo ésta, está por encima de cualquier situación humanamente imposible de conquistar o destruir. Nuestra oración en fe tiene la capacidad para transformar cualquier dificultad.
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