Estamos viviendo un tiempo, que claramente entendemos todos, muy complicado. El encierro le ha dado oportunidad a los que gobiernan de hacer cosas que van en contra de la Verdad, los principios de la Palabra y el diseño de Dios con respecto a la familia y al hombre y la mujer.
Ello, nos lleva a priorizar el que, como cuerpo de Cristo e hijos de Dios, demos a conocer lo que ha comenzado a diluirse en esta generación, que es el conocimiento de la realidad del Espíritu Santo, la muerte y resurrección de Jesucristo, así como la vida eterna.
Es importante que enseñemos al mundo que el cristianismo no es una religión más, sino que se trata de conocer a Cristo y tener y desarrollar, una relación personal con Dios.
Hoy más que nunca, como creyentes, debemos vivir conscientes del amor y la misericordia de Dios. Debemos mantener presente, que aunque naturalmente hemos nacido de nuestros padres, espiritualmente y a un alto costo, hemos nacido de Dios en Cristo Jesús.