El Padre dice hoy, cuando te miro, Yo veo al Cordero. Tus transgresiones son perdonadas; tu pecado está cubierto. Yo te estoy cubriendo; Yo soy tu cobertura. Otros te miran, escudriñan tu pasado y desentrañan las cosas que Yo he apartado de mí mismo tan lejos como está el oriente del occidente. No les hagas caso, los trataré en mi propio tiempo y a mi manera. Mantén tus ojos puestos en mí. Envuelve la fibra sensible de tu corazón alrededor de la palabra de mi gracia y sé libre de toda recriminación y acusación de otros. Identifican la iniquidad en ti solo porque albergan la misma en sí mismos. Reconociste tu pecado, estás limpio. Confesaste tu transgresión, ahora deja ir el pasado. No hay nada de humilde en recordar lo que Yo he olvidado.
Estás caminando en una temporada en la que Yo seré hallado por ti y te rodearé con cánticos de liberación. Yo te instruiré y te enseñaré el camino que debes seguir. Yo te guiaré con mi ojo y te sacaré del lugar espinoso. Has vivido en la montaña de la angustia y los problemas durante bastante tiempo. ¡El monte Sion espera! ¡La celebración es tuya! El anillo de sello está ahora en tu mano, y el manto de justicia descansa sobre tus hombros. Las cosas del pasado están en el pasado, así que nunca más las visites. Perdona, libera y bendice. Sigue adelante. Lo que no puedes arreglar y lo que no puedes cambiar está seguro en mi mano. Muchos dolores se acumulan sobre los malvados, pero esa no es tu porción. La misericordia te sigue. La bendición te está persiguiendo. Grita de gozo, porque Yo te he hecho estar firme en mi presencia y te he hecho elegible para todo lo bueno en Cristo.
-Russel Walden