El Padre dice hoy, cuando la muerte de la Cruz deje su huella en tu vida, entonces mi imagen en ti se manifestará. Yo llevé tus tristezas y tomé tu dolor para que pudieras vivir por encima de la desesperación y el cautiverio. Haz una elección, dice Dios. Toma la decisión de renunciar al resultado. Cuando renuncies al resultado, la tiranía de la emoción se romperá en tu vida, y la paz, mi paz te encontrará. Toma una determinación a pesar de las olas de dolor y el anhelo no correspondido de no tener una opinión. ¿No soy Yo para ti más que innumerables posesiones terrenales? Niégate a temer lo que suceda después o lo que sucedió ayer o el mes pasado o el año pasado. Yo estoy parado en tu futuro burlándome del poder del presente para confinarte. Yo estoy parado en tu pasado, pisoteando la venenosa infección del vacío y el dolor.
Las emociones, las especulaciones, los planes del hombre y los propósitos del corazón desinformado ya no te retendrán cuando pienses como Yo pienso y abraces mi mente sin importar cuán profundamente tu mente busque atarte. Yo estoy aquí. Escúchame. Yo estoy aquí, háblame. Acepta la gracia que Yo he puesto en tu camino y aliméntate de mi fidelidad. Conozco tu corazón, dice Dios. Me conmueven las enfermedades que ningún remedio en las profundidades ni en las alturas puede curar. ¿No envié Yo mi remedio a tu vida? ¿No te he rodeado de gracia inflexible, amor y seguridad? No en tus términos, sino en los míos. Deja de intentar forzar las cosas a tu molde, no tienes toda la información. He aquí, Yo sano tu herida incurable y te hago las bondades de Dios, comprado con sangre, crucificado al pecado, reflejando mi gloria en el rostro de Jesucristo. Pon tus deseos, tus anhelos, tus arrepentimientos y auto-recriminaciones en el altar ante mi trono.
Entonces esas cosas se convertirán en carbones que liberan un olor fragante para mí y ya no en un incienso de recelo y cautiverio en tu vida. Llámame. Clama a mí en el día de la angustia: Yo no haré oídos sordos ni cerraré el corazón a lo que enfrentas. Nada de esto me tomó por sorpresa. ¿Confías en mí? Dices que confías en mí, pero si es así, soltarás las riendas y dejarás que las lleve desde aquí. Entonces las manecillas del tiempo ganarán paso y con velocidad te trasladarán al mayor deseo del corazón y al mayor sueño cumplido. RW