El Padre dice hoy, Yo nunca dejé de amarte. Tu hermosura ante mis ojos no se ve disminuida por tu más profunda vergüenza o tu más profunda contaminación. Abre esos lugares oscuros en tu persona y permíteme entrar y limpiarte. El pasado se olvida. Esas cosas que otros tienen en tu contra son productos de su fractura que no tienen nada que ver con eventos reales, porque Yo he apartado esos pecados de ti tan lejos como el este está del oeste. Solo relájate y sé mi amado.
Esa es tu tarea. No dar tu cuerpo para ser quemado o lograr algo grande. Todo lo que Yo tengo para ti en esta vida es ser amado, saber que eres mi amado, y desde ese conocimiento vivir el contenido cotidiano en mi abrazo. Ven entonces, amado mío. Rechaza ser tan adicto al impacto personal que te alejes de mi abrazo. Inhala la fragancia de mi aliento sobre tí. Exhala los ritmos no forzados de la gracia con los que Yo te sostengo. No tiene por qué ser tan difícil.
Deja de intentar y exigirte cosas que nunca entraron en mi mente en lo que a ti respecta. Entonces los cielos se abrirán. Entonces las fuentes de mi abismo brotarán bajo tus pies y te llevarán donde el esfuerzo religioso nunca podrá llegar. ¿Los que piensan lo contrario? Me han entendido mal. ¿Eres tú? Yo no pensé que ese fuera el caso. Ven aquí, súbete a mi regazo y pon tu cabeza en mi hombro. Siente mi corazón latiendo por ti. Estás seguro. El mañana no es un problema. Ha llegado el día de reposo y alegría en mi presencia. Todo lo demás son solo detalles. RW