El Padre dice hoy, háblale a las cosas que están en tu vida. A medida que le hables a las cosas que están ahí, disminuirán y desaparecerán. Las cosas que se ven cederán y se inclinarán ante las cosas que no se ven cuando desates el poder de mi palabra en tu boca. ¿Hay una montaña u obstáculo frente a ti? ¿Hay una barrera infranqueable que te impide el paso? ¿Hay algo o alguien que se interponga entre tú y lo que sabes en tu corazón que Yo te he prometido? Entonces esa es tu montaña. ¿Qué le estás diciendo a tu montaña? Pregúntate y házte responsable ante mí de hablarle a la montaña hasta que sea removida del horizonte de tu vida.
Las montañas se mueven y los demonios tiemblan al oír mi palabra. Mi palabra debe surgir de las páginas secas y llegar a la vitalidad de tu propio corazón y mente. Mis palabras en tus labios te convierten en un amo de los vientos y las olas. Mis palabras en tus labios te convierten en un maestro de todas las fuerzas demoníacas que se alinean contra ti. La contradicción a mi promesa en tu vida es desalojada, disuelta y arrastrada por el torrente de tu fe. Ahora mismo, abre tu boca, suelta palabras de confianza en mí contra los obstáculos de tu vida. Ármate y vístete de mis palabras en tu corazón. Que tu boca se convierta en el cañón obús de la fe que bombardea y destruye las hostilidades que el enemigo ha levantado contra ti hasta que la victoria total sea tuya, dice el Padre. RW