El extenso confinamiento que hemos estado viviendo nos ha llevado a tener un ambiente adverso, de opresión, de oscuridad, pero Dios quiere que conservemos su paz ante todo. El enojo nos lleva a responder a alguna situación, pero la ira es una emoción descontrolada que lleva a ruptura. Hoy oramos en contra de la ira y declaramos que la paz de Dios gobierna en nuestros hogares.
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