¡AHORA PUEDO VER!

Salmo 119.18.

Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.

¿Cuantas veces andamos buscando algo que está “en nuestras narices” y no lo vemos? Pues en la iglesia del Señor hay áreas de entendimiento espiritual que siguen cegadas en sus hijos e hijas. Por ejemplo: ¿Tú crees que el Señor Jesucristo sana hoy las enfermedades físicas? ¿Todas o solo algunas? Hay iglesias enteras que no creen que Cristo sigue sanando y liberando a los cautivos hoy; aun cuando el Salmo 103.3 dice: El es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias.

Mateo 8. 16-17.

Y cuando llegó la noche, trajeron a él muchos endemoniados; y con la palabra echó fuera a los demonios, y sanó a todos los enfermos;17 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.

¿Cómo anda tu visión espiritual? Si no ves bien, te perderás muchas bendiciones. ¿No te sorprende cuando algo de la Palabra te es iluminado por el Espíritu Santo? Si se lo permites, la luz de Cristo irá en aumento cada día de tu vida, produciendo una fe mayor, la cual es la “visión del corazón”; a través de ella podemos mirar las realidades eternas.

Padre, gracias porque tu Hijo Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Yo lo creo y lo puedo ver. Reconozco que, como su discípulo, he sido enviado a representarle, he recibido de gracia, para dar de gracia lo que me fue dado: obras sobrenaturales sanando enfermos, limpiando leprosos, resucitando muertos, echando fuera a los demonios, liberando cautivos y desatando presos, sacándolos de las prisiones donde se encuentran. Así como tú eres la luz del mundo, yo soy la luz del mundo y no me esconderé más. Que mi luz alumbre a todos los que están en casa, para que vean tus buenas obras y te glorifiquen. Abre mis ojos para comprender tu palabra, quita toda ceguera y falta de entendimiento y pueda ver las maravillas de tu ley. En el nombre de Jesús, amén.

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