FUI CIEGO… AHORA VEO

Salmo 13.3-4.

Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; 4 Para que no diga mi enemigo: Lo vencí. Mis enemigos se alegrarían, si yo resbalara.

Es muy importante reflexionar acerca de la necesidad de vivir en la luz del Señor y su Palabra, para contar con una visión espiritual mayor y no ser influenciados por las tinieblas de este mundo, sino discernirlas, reprenderlas y revertirlas.

La organización Vision Council of America afirma que aproximadamente el 75% de la población adulta del mundo usa algún corrector para la vista, es decir anteojos. La discapacidad visual produce retrasos diversos en el desarrollo de la persona, en su lenguaje, en la interacción social, en el aprendizaje e incluso en su desarrollo motor. Una ceguera parcial o total provoca además sentimientos de rechazo, impotencia e inferioridad frente a las personas que poseen una visión sana.

Juan 1. 4-5.

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.

Padre, gracias por la nueva vida que me has dado en tu Hijo Jesucristo, porque con Él estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo, sino que Él vive en mi y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe de tu precioso Hijo, quien me amó y se entregó a sí mismo por mi. Te pido que abras mis ojos espirituales para que pueda verte cara a cara, ahora sé que para esto me escogiste y me llamaste a tu presencia, para tener encuentros sobrenaturales contigo y que las cosas de este mundo no me distraigan más. Gracias porque la protección del pacto en la sangre de Cristo me guarda, en el nombre de Jesús, amén.

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