CON FE Y HUMILDAD POSEEMOS SUS PROMESAS

Dios mandó a los Israelitas que tomaran la tierra prometida. Para hacerlo requerían de una fe inamovible, ya que el territorio estaba ocupado por diversos grupos enemigos. Las escrituras nos dicen que sin fe es imposible agradar a Dios. Su pueblo no le creyó, por lo que no entraron al territorio prometido. La causa: Incredulidad. He. 3.19.

Hebreos 3. 12.
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo.


La fe une el corazón humano con el de Dios. El pecador se apropia por la fe de la justicia de Cristo y un muerto resucita milagrosa e instantáneamente a la vida de Dios, por gracia y por medio de la fe. Un cristian@ sin fe es como una computadora que no está conectada a la energía eléctrica. La fe salvadora nos unió a Cristo y a su humildad.

Efesios 2. 8-9.
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.

Padre, gracias por los hermosos ejemplos de fe, humildad y mansedumbre que me has dado en tu palabra. Hoy me acerco a ti con la fe y la humildad de la mujer sirofenicia, reconociendo tu grandeza y la necesidad tan apremiante que tengo de ti, no tengo ni quiero ir a ningún otro lugar, pues solo tú tienes palabras de vida eterna. Aprendo también del centurión, a quien no le importó su rango ni posición, sino que reconoció la autoridad de Jesús y tuvo la fe de que con una sola palabra suya su criado sanaría. Me humillo delante de ti, echo toda mi ansiedad sobre ti, porque sé que siempre cuidas de mi.
Hoy me comprometo contigo a buscar, escudriñar, meditar, pensar, hablar, compartir, tu palabra, para que mi fe crezca cada día, con la ayuda de la revelación de tu Santo Espíritu y a mantenerme siempre con un espíritu humilde delante de ti y de mi prójimo, en el nombre de Jesús, amén

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