Luis Marroquín nos llevó, a lo largo de esta interesante conferencia, a reconocer su llamado a cumplir nuestro propósito eterno, que no depende de nuestro pasado, sino del potencial que Dios ya puso en cada uno. Para este llamado no hay límite de edad, ni limitaciones, puesto que Dios tiene preparada su provisión y la dirección del Espíritu Santo.
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