Juan 1.12.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
Si tienes a Jesús en tu corazón, no eres huérfano, no eres huérfana, has entrado a la familia de Dios. No eres más esclavo del temor, del miedo. No pensarás más que debes ser excelente para presentarte delante de Él.
1 Corintios 1. 27-19.
sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es,29 a fin de que nadie se jacte en su presencia.
Gracias hermoso Padre, porque enviaste a mi corazón el Espíritu de tu Hijo, por el cual puedo clamar: ¡Abba Padre!, ¡Papito!, así que no soy más esclavo, sino hijo, y si hijo, también heredero tuyo por medio de Cristo. Gracias porque ahora sé que no tengo que ser perfecto para poder acercarme a ti, porque cuando me miras, no ves mi imperfección, mis fallas, mis pecados, sino que me miras a través de la preciosa sangre de Cristo, me ves cubierto, bañado, escondido en su sangre y recuerdas su obediencia, su vida entregada a ti, que pagó completamente las demandas que había en mi contra, el precio para que pudiera acercarme a ti. Y es así como me ves perfecto, sin mancha, digno de estar en tu presencia, de ser escuchado y de recibir respuesta a cada una de mis peticiones. Y cuando menciono su nombre, recuerdas tu palabra y me concedes las peticiones que presento delante de ti. Toda mi vida te la entrego en agradecimiento a tan grande amor, en el nombre de Jesús, amén.