El Padre está con los brazos abiertos esperando a que vengas a ser liberad@, consolad@, amad@. Vuelve al diseño original: Él es tu Padre, tú eres su hij@.
Ser hij@s de Dios a través de Jesucristo, sin necesidad de defenderte de las personas. Solamente aceptando su amor incondicional, llenándote de Él, podrás ser esa madre que tus hijos necesitan, ese padre que tus hijos necesitan; esa esposa, ese esposo, que tu esposo, tu esposa está esperando, ese hij@, ese herman@, ese ciudadan@ conforme a Cristo.
Isaías 66. 12-14.
Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados.13 Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo.14 Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos.
El enemigo tratará de seguir engañándonos diciendo: “hay que hacer”, cuando la verdad es que: “hay que ser.” Soy hij@ porque mi Padre está en mi casa física y en mi casa espiritual. Mi Padre está en esta ciudad, está en esta nación.
Padre, gracias porque me aceptas y me amas tal y como soy. Hoy me comprometo contigo a seguir buscando el crecimiento en el conocimiento de tu paternidad, buscando esos momentos, esos tiempos de adoración y de intimidad contigo. ¡Acércame a tI!, ¡no me dejes ir! Me rindo completamente a ti. Dejo de resistirme, de seguir reteniendo lo que creo que es mío, cuando en realidad no tengo nada. Tú eres mi porción y mi herencia. Eres todo lo que necesito. Sentado en tu regazo puedo ser yo mism@, sin caretas, disfraces, fingimientos, tú me conoces y no quiero ni pretendo esconder nada, porque sé que soy aceptad@ y amad@ incondicionalmente. Solo en ti encuentro la provisión, la sanidad, la sabiduría que necesito para seguir adelante. Te demostraré mi amor obedeciendo tu palabra, me has dado todo para hacerlo, la revelación para entenderla y la fuerza de tu Santo Espíritu para seguirla.