Jeremías 48. 29.30.  Hemos oído la soberbia de Moab, que es muy soberbio, . arrogante, orgulloso, altivo y altanero de corazón. 30 Yo conozco, dice Jehová, su cólera, pero no tendrá efecto; sus jactancias no le aprovecharán.

¡Qué tremendo! La sociedad actual es cada vez más egolátrica y atea. ¿Hasta dónde nosotros, los hijos e hijas de Dios, seguimos contaminados de las mismas actitudes orgullosas y autosuficientes del mundo? Hagamos una reflexión sincera, para reconocerlas y morir a ellas.

> ORGULLO PERSONAL Y SOCIAL: Algunos ejemplos: “No me gusta que me digan lo que tengo que hacer”. “Haré caso a lo que me convenga, no me someto a las órdenes de cualquiera”. “No necesito de tu ayuda, yo puedo sol@”. Tener una excesiva necesidad de logros y/o reconocimientos, exagerar nuestro buen desempeño, mentir y/o atribuirnos los logros de otros, son formas de orgullo.

> ORGULLO ESPIRITUAL: Presumir continuamente los logros y bendiciones espirituales recibidos. Cuando la persona ora o habla de temas espirituales y cambia la voz… Sentirse moralmente superior al prójimo es orgullo. Despreciar a los pecadores, no recordando de dónde nos sacó el Señor. Presumir dones y ayunos…

Padre, perdóname de corazón toda actitud orgullosa y soberbia en la que he vivido, sin considerar tu Persona, tu Palabra y consejo. Perdona mi rebeldía, independencia y confianza en la carne y en el mundo. Hoy decido humillarme y reconocer mi necesidad de ti. Quiero vivir subordinado a ti, que tu seas la fuente de mi fortaleza. Decido fortalecerme en ti. Hoy renuncio y muero al orgullo, confiando totalmente en ti. Reconozco que al vivir en orgullo y soberbia, he dado lugar al diablo. Al haber creído que podía tener éxito por mi mism@, (sin ti y sin tu Palabra) he sufrido quebrantos múltiples. Perdóname por vivir tanto tiempo en mis propias fuerzas, aun después de haberte conocido. Perdóname por no consultarte regularmente acerca de los planes y deseos que tengo, sino llegar a ti solo para que los bendigas. Me inclino y me humillo delante de ti, reconociéndote como el Único digno de suprema adoración, en el nombre de Jesús, amén.