Un SERVIDOR EXCELENTE:

• es aquél que está en proceso de mejora continua, pero siempre brindando a su prójimo lo mejor de Cristo en Él.
• es quien realiza acciones a favor de los demás, con abundante amor.
• es quien detecta las necesidades de las personas y las suple más allá de lo que esperaban. Recordemos que el Señor Jesucristo nos otorgó la salvación y la vida eterna, sacrificando su propia vida.

1 Corintios 12. 31. Procuren, pues, los dones mejores. Mas yo les muestro un camino aún más excelente… El camino del amor a Dios, a uno mismo y al prójimo.

Analiza en dónde y a quién NO le estás dando un servicio de excelencia. Desarrolla un plan para revertir esa mediocridad. Y ponlo en práctica de inmediato. El intercambio continuo e ininterrumpido de amor y pensamientos entre Dios y tú, te llevará a conocerlo personalmente y desarrollar una relación que te inspirará cada día más y más a servir y amar a tu prójimo, así como estás aprendiendo a amarte a ti mismo, al sentir y reconocer el amor y aceptación incondicional que tu Padre tiene para ti.

Padre, ¡gracias porque has derramado tu amor en mi corazón por tu Espiritu Santo que me fue dado! Es un amor tan grande, que no se puede contener dentro de mi corazón y me lleva a manifestarlo amando y sirviendo a mi prójimo. Ese amor sufrido, benigno, que no tiene envidia, que no hace nada indebido, que no busca lo suyo, que no guarda rencor, que todo lo sufre, todo lo cree, que todo lo espera, todo lo soporta, que nunca deja de ser. Amor que me diste sin escatimar, pues diste a tu propio Hijo por amor a mí. Me hiciste renacer a una nueva vida y llenas cada uno de mis días con tu presencia, donde puedo deleitarme y gustar cuán dulce y grato es sentirte en mi corazón. Dame de tu gracia y de tu favor para servir y amar como solamente tú puedes hacerlo, en el nombre de Jesús, amén.