A la gente no le gusta pagar por algo regular. Las cosas “aceptables” no impresionan a nadie. Todo lo que vale la pena realizar hagámoslo de forma excelente, dando lo mejor de nosotros. Como SIERVOS-LÍDERES, no podemos movernos en lo gris, en lo mediocre. Pon en primer lugar tu relación personal con Dios, para que cuando sirvas, se note que has estado con el Señor Jesús.
Hechos 4. 13.
Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús.
Cada nuevo nivel de crecimiento espiritual y natural implicará cambios; y para ello habrá que tomar decisiones: Decidir parecerme más al Hijo de Dios, decidir ser un padre o una madre más amoros@, un hijo o una hija más obediente, un jefe o un empleado más leal y comprometido. Ser un servidor excelente es siempre el reflejo de nuestras creencias, de nuestras convicciones.
Padre, gracias porque tus misericordias son nuevas para conmigo cada mañana. Me llevas por tu camino en una continua transformación y realización de los hermosos planes que tienes para mi vida. Me capacitas como tu hijo, tu embajador, tu representante en esta tierra. ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies de los que llevan tu hermoso mensaje de salvación, de vida eterna, de sanidad, de prosperidad, de reconciliación! Alguien así, lleno de tí, me alcanzó. ¡Y ahora me has hecho uno de ellos! He vivido en carne propia los beneficios de tu reino y hoy quiero compartirlos. Me arrepiento de toda pasividad, flojera, amargura, indiferencia. Recibo tu perdón y decido morir a todas estas situaciones. Lléname de tí, de fe en tu palabra y de amor al prójimo. De tu misericordia, de empatía con su dolor y su necesidad, para poder ser un siervo tuyo excelente y que no me vean a mí, sino que te vean a tí en mí. Y así, de la mano de tu Espíritu Santo, traer a tus hijos, que se encuentran dispersos por la vida, a tu casa. En el nombre de Jesús, amén.