TOCADOS POR LA EXPERIENCIA DEL AMOR DEL PADRE.

Hoy permitámosle al Padre ser tocad@s por esa experiencia de su amor que acepta y no condena, que abraza y no rechaza; y en su regazo, ser lavad@s de todo pecado, y sanad@s de todo dolor y herida.

Recibamos la experiencia de su paternidad, devolvernos lo que habíamos perdido. Él nos va a amar, abrazar, proteger, consolar y afirmar a cada uno como su hija, como su hijo amado.

Isaías 54. 9-10.

Porque esto me será como en los días de Noé, cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré.10 Porque los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará, dijo Jehová, el que tiene misericordia de ti.

Dios quiere devolver a la mujer y al hombre su dignidad, su paz, su posición, que no es la misma, es una posición creada especialmente para cada uno. El primer lugar que debemos recuperar es el de hija amada, el de hijo amado. Restaurar el espíritu y la identidad de hijas e hijos y con la paternidad de Dios, dejar la orfandad. ¡Permítele a Dios que sane tu corazón! Cierra por un momento tus ojos y medita en su gran amor.

Padre, ¡qué maravilloso día! Este es el día que tú creaste para mostrarme tu infinito, incansable, inagotable amor. Son tantos los atribulos de tu amor, y hoy me encuentro inundado en tu amor, en este gran amor que has derramado en mi corazón por tu Espíritu Santo. Un amor que no se cansa, no decrece, no se gasta, sino que sobreabunda cada día de mi vida. Un amor que eres tú mismo, y mientras más se da, más se multiplica. Mientras más siembra, más cosecha, mientras más demanda de amor, más oferta de amor, más  y más amor para dar. Amor maravilloso que me amó de tal manera que tú mismo viniste, en la persona de tu único Hijo amado Jesucristo, a salvarme y llevarme a tu presencia. Cuando estaba perdido y sin esperanza, Jesús me mostró el camino para llegar a ti. Hoy me acurruco en tus brazos de amor, me envuelvo en ellos y recibo tu abrazo, tus besos, tu paternidad, mi Padre amado, en el nombre de Jesús, amén.

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