ACÉRCATE CONFIADAMENTE.

Creamos que Dios es rico en gracia, en amor y en poder y vayamos a Él para recibirla abundantemente. Creer la Palabra de gracia activa su poder para transformarnos, liberarnos, sanarnos. De la plenitud de Cristo tomamos todos, gracia sobre gracia. La misma gracia que nos llevó a Cristo, continuará su obra en nosotros en medio de cualquier prueba, cambiándola en victoria.

¿Estás en alguna batalla? ¿Te sientes fracasado, pecador, rechazado, atorado? Corre al trono de la gracia… Sé enriquecido por su gracia. No huyas de las montañas de la vida, enfréntalas con fe, gritando “gracia, gracia a ella”.

Hebreos 4. 16.

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

Padre amado, gracias por tanto amor, por tanta misericordia, por tanta gracia que has derramado sobre mi vida. Gracias porque me has limpiado con la preciosa sangre de tu Hijo Jesucristo, porque mis pecados rojos como la grana los has hecho blancos como la nieve, porque me has hecho tu hijo y puedo presentarme delante de tu trono justificado, redimido, limpiado, sin culpa, sin condenación, sin deudas y puedo recibir mucho más abundantemente de lo que pido y espero. Gracias porque soy tu Hijo amado en quien tienes complacencia. Tu favor está sobre mi, en mi familia, en mi lugar de trabajo y en todo lo hago. Gracias porque si no retuviste a tu único Hijo por amor a mí, tampoco retendrás tu sanidad, provisión económica, protección, paz mental y todas tus bendiciones. Dios Todopoderoso, eres mi Padre y has echado fuera el temor de mi vida, gracias por la revelación de tu gran amor y porque ahora sé que si tú estás por mí, ¿quién contra mí? En el nombre de Jesús, amén.

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