GENEROSOS

Quizá no nos hemos dado cuenta, pero todos tenemos mucho que dar. Hay quienes tienen riquezas, otros talentos, otros tiempo, algunos tienen los tres; pero todos podemos dar palabras de aliento, podemos amar, perdonar, servir y/o ayudar a nuestro prójimo. Cualquier don que hayamos recibido, ya sea grande o pequeño, podemos compartirlo generosamente.

Tito 2.14.

Quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.

Al dar, aliviaremos o solucionaremos problemas, cambiaremos circunstancias, mejoraremos la vida de otros, y traeremos significado y satisfacción a nuestras propias vidas y por supuesto al Señor. Jesús dijo a sus discípulos:

Mateo 10. 8. Sanen enfermos, limpien leprosos, resuciten muertos, echen fuera demonios; de gracia recibieron, den de gracia.

Gracias Padre, porque tu mano siempre ha sido generosa conmigo. Reconozco que todo lo que tengo proviene de ti. Me has dado un corazón conforme al tuyo, capaz de compadecerse de mi prójimo. Te pido que hoy me sumerjas en el óleo compasivo de tu Espíritu Santo, para que mi corazón se ablande y sea como el tuyo. Quita toda dureza, cámbiala  por la suavidad y blandura de la compasión que proviene de ti. Que pueda llorar con los que lloran y compadecerme de ellos, como tú lo haces. Que mi corazón sea un embajador de tu corazón a dondequiera que vaya, en el nombre de Jesús, amén.

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