MI PADRE, MI REFUGIO

Salmo 71.3.

Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.

La paternidad divina es la experiencia de una relación de amor con el Padre Celestial. Hay muchas personas que, aun dentro de la iglesia, no la han tenido, a causa de las maneras de ser y del trato que les dieron sus padres terrenales.

Juan 14. 6-14.

Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.7 Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.8Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta.9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?10 ¿No crees que yo soy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí, él hace las obras.

El Padre está en casa y hoy es el día de apropiarnos de su paternidad en nuestra vida. La paternidad de Dios es una revelación del Espíritu Santo, quién descubre y hace saber las cosas secretas que el ser humano no puede conocer por sí mismo.

Padre, gracias porque te puedo llamar así. Gracias porque eres un Padre extraordinario. Dejaste todo, renunciaste a todo lo que te pertenece como Rey y como Soberano de la creación , para venir en la persona de tu único Hijo Jesucristo a rescatarme, a llenarme con tus abrazos y con tus besos de amor. Espíritu Santo revela los secretos del amor del Padre a mi corazón. Hoy recibo tu gran amor, recibo todo lo que tienes para mi, en el nombre de Jesús, amén.

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