La mentalidad del mundo propaga entre sus argumentos mentirosos que no hay una realidad universal y absoluta, solo percepciones y opiniones diversas. Lo anterior es solo una de tantas consecuencias de haber comido del fruto del árbol del “conocimiento del bien y del mal” del que participaron Eva y Adán. Dios quería que el ser humano comiera solamente del árbol de la vida, que simbólicamente representa a Jesucristo y su Verdad.
Toda la ética actual, sin absolutos, nos ha llevado como sociedad a colocar valores y estilos de vida diversos como igualmente válidos, no tomando en cuenta al Creador y único Juez de todos. Por ejemplo: ¿Consideras como verdad para tu vida los mandamientos siguientes? Están vigentes siempre. He.12.23.
Éxodo 20. 12-17. Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. 13 No matarás. 14 No cometerás adulterio. 15 No hurtarás. 16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. 17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
Tú y yo necesitamos que el Señor Jesús, lleno de gracia, nos muestre la verdad: “Te amo, pero no estás bien”, “te acepto incondicionalmente, pero hueles mal”. “Acepta mi verdad y permite que mi Sangre te limpie de tus pecados y activa mi verdad a tu vida, para que experimentes la libertad que tanto necesitas.
Padre, gracias, porque la verdad me hace libre, porque tu Espíritu Santo me guía a toda la verdad. Gracias porque en estos últimos tiempos, en que como dice tu palabra, aun los escogidos serán engañados, tú me mantienes libre de todo engaño. Te pido perdón por toda mentira, por todo engaño en mi vida. Límpiame con la preciosa sangre de Cristo. Permaneceré alejado de ello y te pido me des espíritu de sabiduría, de revelación y de discernimiento para reconocer todo engaño, en el nombre de Jesús, amén.