PATER: DADOR DE VIDA, INICIADOR DE UN LINAJE.

La paternidad de Dios nos llena de su imagen y semejanza, ya que fuimos creados para ser sus hijos, no sólo sus criaturas. El Antiguo Testamento termina con la promesa de la restauración de la paternidad en la tierra y el Nuevo Testamento comienza con el cumplimiento de esta. Lc.1.11-17.

Malaquías 4. 5-6.

He aquí, yo les envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. 6 Él hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres; no sea que yo venga, y hiera la tierra con maldición.

¡Ahora pertenecemos a la familia de Dios y además de sus hijos, somos herederos!

Efesios 3. 14-15.

Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor

Jesucristo, 15 de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra.

Al ser engendrados por Dios, tomamos su nombre, su bendición, su provisión y su herencia, es decir su propósito para vivir en la tierra y por la eternidad.

Padre, te pido que tu Espíritu Santo afirme en mi corazón esta revelación. Este privilegio tan grande que tengo. Mi corazón se conmueve al contemplar tu hermosura y tu grandeza, ¡Cómo el Creador del Universo me volteaste a ver a mí! ¡Los cielos de los cielos no te pueden contener!, cuando observo la grandeza de tu creación  y miro mi pequeñez no puedo entenderlo. Por eso hoy me acerco a ti, absolutamente asombrado de tanta compasión, de tanto amor que tienes para mi. No solo me creaste a tu imagen y a tu semejanza, sino que me llevaste a tu casa,  a la casa del banquete eterno y tu bandera sobre mi es el amor inagotable. Gracias por siempre. En el nombre de Jesús, amén.

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