Efesios 6. 13-18. Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. 14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, 15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. 16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. 17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; 18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos.
EL CINTURÓN DE LA VERDAD:
La función de un cinturón es sujetar o ceñir una prenda a la cintura. En la antigüedad, del cinto del soldado pendía la espada, su arma ofensiva. La verdad es el agente libertador por excelencia que debe rodearnos, ceñirnos. El conocimiento de la verdad nos libera de la esclavitud al pecado, a la mentira, al engaño y a la ignorancia. La verdad es Jesús y su Palabra.
Juan 8. 31-32. Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Padre, gracias porque me has mostrado la verdad a través de tu Hijo Jesucristo. Te pido perdón por toda la mentira y el engaño que ha habido en mi vida. Perdóname por haberme metido en el terreno de la mentira, pues ahí soy presa fácil del enemigo, ya que no distingo la verdad y caigo fácilmente en sus engaños. Tu verdad me santifica, me limpia, me purifica, me hace más parecido a Jesús. Hoy me ciño con el cinturón de tu verdad, para mantenerme dentro de los límites de lo verdadero, para discernir y conocer los ataques del maligno. ¡La verdad me hace libre! Dame entendimiento y comprensión para qué pueda adueñarme de la verdad, santifícame en la verdad, en el nombre de Jesús, amén.