Nuestro Dios, es absolutamente amoroso, creativo y productivo. Su visión siempre es de grandeza y de crecimiento ilimitado, ¿has pensado que la tierra está llena de sus hijos? Su plan de salvación, la decisión de enviar a su Único Hijo a la tierra a salvar a la humanidad, tiene como objetivo hacer de cada ser humano un hijo suyo, por gracia, por medio de la fe en la obra redentora de Cristo.
Juan 1.12-13.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.
2 Pedro 3.9.
El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
Y, ¿a quién delegó la predicación de tan buena noticia? ¡A ti y a mí!
Marcos 16. 15.
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Padre, reconozco que este último tiempo de pandemia ha estado muy difícil y ha mermado mi ánimo y aun mis fuerzas. Pero tu palabra dice que tú das esfuerzo al cansado y multiplicas las fuerzas del que no tiene ningunas. Los que esperan en ti, tendrán nuevas fuerzas y levantarán alas como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán. Y hoy Padre, salgo de este aislamiento y me enfoco en tu llamado, en ir por tus hijos para traerlos a casa. Gracias por el denuedo para compartir tu palabra, por el fuego de tu Espíritu Santo dando vida a tus palabras en mi boca, a la palabra del testimonio de las maravillas que has hecho en mi vida. Me enfoco en cada uno de tus hijos, en traerlos a casa, en el nombre de Jesús, amén.