Todas las armas del arsenal estan listas para usarse, solo hay que discernir, cuál debe usarse y cuándo debe usarse. ¡Volvámonos de corazón a la Palabra, a la oración y al Espíritu Santo! Y pongámonos toda la armadura espiritual que el Señor nos ha dado, para vencer al enemigo y ver avanzar su reino en nuestras vidas, familias y ciudades. ¡Con poder!
Otra arma muy poderosa es la adoración. Cuando no sabemos cómo enfrentar al enemigo, cambiemos el ambiente con adoración al Rey.
Dios habita en medio de las alabanzas
Salmo 22. 3. pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel.
La adoración es un arma de guerra muy poderosa. Lo podemos ver en el triunfo de la batalla de Jericó. Jos. 6. Los muros cayeron cuando los israelitas rodearon la ciudad adorando al Señor y pudieron conquistar la ciudad. Ellos no tenían ninguna posibilidad en sus propias fuerzas, pero justo en medio de la confusión, ansiedad, depresión y sentimientos de desesperanza, Dios se presentó de manera espectacular.
A veces adoramos porque hemos tenido una victoria, pero es tiempo de experimentar la adoración aun antes, hasta que la veamos. La adoración trae libertad a nuestra vida.
Padre, vivo para adorarte. Yo nací para adorarte. Te alabo porque eres bueno, para siempre es tu misericordia. Me has redimido del poder del enemigo, me libraste de mis aflicciones. Sacias mi alma y me llenas de bien. Envías tu palabra y me libras de la ruina. Te alabo y te adoro. Te ofrezco sacrificio de alabanza, alabo tu misericordia y tus maravillas. A ti cantaré salmos porque más grande que los cielos es tu misericordia y hasta los cielos es tu verdad. Rodearé de alabanza y adoración cualquier problema , batalla, muralla que estoy enfrentando, las veces que sea necesario, hasta ver tu gloria manifestada en mi vida, en el nombre de Jesús, amén.