JESÚS ES EL PRÍNCIPE DE PAZ.

Reconocer que la fuente de nuestro equilibrio espiritual, mental y emocional es la presencia de Dios, de Jesucristo y del Espíritu Santo, por lo que de Él fluye la

abundancia de vida que necesitamos experimentar a diario.

El impacto de la presencia de Jesús en nuestras vidas, trae de inmediato una atmósfera de paz, alegría y amor, que inunda los pensamientos, las emociones y sentimientos personales. El impacto de su presencia es tangible, palpable y trasmitible. Al reflexionar sobre nuestro estado de ánimo de las últimas semanas, preguntémonos ¿qué tanto impacto está teniendo el Señor Jesús, especialmente en nuestras emociones?

¡Jesús es el Príncipe de paz, el Rey de Paz! Es por eso que hizo esta declaración tan poderosa y vigente para nosotros:

Juan 14. 27. La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Isaías 9.6. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.

Padre, gracias porque diste a tu Único, a Jesucristo como mi Salvador. Él es mi salvación, mi provisión, mi gozo eterno, mi alivio y refrescamiento. Gracias porque Él es la limpieza de toda contaminación del asalto del infierno sobre mi vida. El enemigo se vuelve atrás ante tu presencia y todas sus artimañas y engaños quedan nulificadas. Gracias por la sanidad, por la vida de resurrección, por la provisión. Por la santificación. Por el ascenso a tu trono, mi verdadera habitación, ahora y por la eternidad. Gracias porque no soy rechazado, soy acepto en el Amado y puedo vivir en tu paz, la paz que sobrepasa todo entendimiento, en el nombre de Jesús, amén.

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