PIDAMOS LA LLUVIA DEL ESPÍRITU.

La requerimos. Llama a la lluvia del Espíritu Santo. Ama al Señor, adóralo, glorifica a Cristo, ministrale al Señor en su presencia. Él te responderá mandando la lluvia temprana y tardía, la lluvia constante que requiere tu campo de cultivo. ¡Búscalo a diario en tu cuarto de oración, en lo secreto!

Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia. Lucas 8. 15.

¿Estás listo para defender tu herencia? ¿Especialmente en tiempos de crisis? Que tu vida y tu casa estén ordenadas y no abandonadas, sino adornadas e iluminadas para el invitado especial, el Espíritu Santo, quien nos aconseja.

Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, 12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Hebreos 6. 11-12.

Padre, te doy gracias porque siempre estás presente, no puedo huir de tu presencia. ¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Tú estás en todas partes, pero solamente te manifiestas cuando soy conciente de tu presencia. Hoy me rindo a ti, para que tu presencia se haga manifiesta en mi vida. Hoy obedezco tu palabra para que tu presencia ilumine mi rostro, como cuando Moisés bajo del Sinaí, mi rostro pueda emanar la luz de tu presencia. Me arrepiento de mi excesiva preocupación por las cosas materiales. He estado demasiado enredado en las cosas del mundo, poniendo en riesgo mi herencia, tú siempre estás conmigo, abre mis ojos para que pueda verte en mi y alrededor de mí, mantenerme firme en la obediencia a tu palabra y en el cuidado de la gracia que me has concedido, en el nombre de Jesús, amén.

Comentarios Facebook