Cultivemos la comunión con Dios, crezcamos en el conocimiento de la Palabra y manifestemos a nuestro prójimo los cambios que vamos experimentando al conocer al Señor. ¿No has escuchado a alguno de tus conocidas o familiares decirte? ¿Qué te pasó, porque estás tan cambiad@? ¡Para bien! Y ahí es cuando tenemos la oportunidad de compartir lo que ha hecho el Señor Jesucristo con cada uno.
Efesios 5. 18-20. No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; 20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Al creer la palabra el espíritu santo nos llena de todo gozo y paz, y nos abunda de esperanza.
Romanos 15. 13-14. Y el Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el poder del Espíritu Santo.
El Espíritu Santo dirige nuestra vida interior con corrientes interminables de sabiduría, inteligencia y emociones celestiales. Nuestra experiencia con Él es altamente emotiva, el Espíritu mismo nos anhela “celosamente”.¡Corramos a Él a diario!
Santiago 4. 5. ¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho morar en nosotros nos anhela celosamente?
Padre, creo tu palabra, ¡ayuda a mi incredulidad! Abre mis ojos, te quiero ver, llenarme de ti, vivir para ti. Hacer mía tu palabra y ser transformado por tu Espíritu Santo. Hoy , mi Señor, mi Padre eterno,quedarme con estas palabras:
Tus ojos verán al Rey en su hermosura, verán la tierra que está lejos.
En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo,
Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
En el nombre de Jesús, amén.