El propósito de Dios prevalecerá, pero que bendición es ser colaboradores activos para que su voluntad se lleva a cabo en la tierra, como es en el cielo. No vivamos accidentalmente, vivamos con propósito. Señor: ¡Haz tu voluntad en mi vida y que se establezca tu reino a través de mi!
Romanos 8. 29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos.
Nunca eres demasiado viejo para cumplir tu propósito.
Moisés es un ejemplo de esto, a los 80 años Dios tuvo un encuentro con él en el desierto, en medio de una zarza que ardía y no se consumía. Moisés había huído de Egipto por haber asesinado a un egipcio que maltrataba a un israelita. Habia actuado en sus fuerzas. Había vivido 40 años exiliado, trabajando de pastor de las ovejas de su suegro. Pero Dios tenía planes para él, se le aparece y lo llama por su nombre para ser el libertador de Israel, de la esclavitud de faraón
Muchos hijos de Dios hemos vivido sintiéndonos culpables por los pecados que cometimos en el pasado, a merced del acusador, de satanás. Afortunadamente, “nuestro futuro no depende de nuestro pasado”, sino del propósito anticipado por el Padre para cada uno. Arrepintámonos y levantémonos para conocer y cumplir sus planes. Su voluntad no está reservada para los perfectos, sino para los disponibles.
Efesios 2. 8-10 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.
Padre, gracias hermoso Padre, porque tu propósito para mi vida no tiene fecha de caducidad. Tú eres rico en misericordia y por el gran amor con que me has amado me has dado vida juntamente con Cristo, ¡por gracias soy salvo! Y tienes preparado para mi un camino de buenas obras, para que ande en ellas. Hoy vengo a ti, a encontrarme contigo, a mirarte cara a cara, a verte en tu hermosura, para recuperar el sentido y el propósito para mi vida, en el nombre de Jesús, amén.