En “la caída” del ser humano intervino satanás, la serpiente antigua, que ya había sido arrojado del cielo por su rebelión contra Dios. sido arrojado del cielo por su rebelión contra Dios. Génesis 3 nos relata como el diablo engaño a Eva, contradiciendo la Palabra dada por Dios con respecto a comer del árbol prohibido; sugiriendo que el Creador les estaba negando algo bueno. Adán pecó deliberadamente.
Génesis 3. 6. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
Cuando el ser humano decidió creerle al diablo más que a Dios, el pecado entró a sus corazones y por ende la muerte. Pecado es cualquier transgresión a Dios y a su Palabra, y su recompensa es siempre muerte.
Romanos 5. 12. Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.
Padre, reconozco que no fue el pecado de Adán ni el de Eva lo que me separó de ti. Fue ese día en el que yo, por mi propia cuenta, por mi propia decisión deliberadamente pequé contra tí. Te pido perdón por ese y por todos los pecados que seguí cometiendo durante mi vida. Cada vez me apartaba más de ti. Pero tú, con tu gran misericordia y amor, enviaste a tu Hijo Jesucristo a pagar el precio que solamente yo merecía por cada pecado. ¡Los llevó por mí en la cruz! Y me abrió el camino hasta ti, me dio acceso a tu trono, a tu familia, a tu gracia, a tu vida eterna. Gracias Padre por tan inmenso amor. En el nombre de Jesús, amén.