SIEMPRE EMPIEZA POR EL FINAL

Todas nuestras oraciones deben estar basadas en lo que Dios “ya dijo”. En lo que Jesús ya hizo en la cruz.

Juan 19.30. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.

No tenemos que convencer a Dios de que salve a una persona, de que nos sane, prospere o de que haya armonía en nuestra familia. Todo esto ya fue ganado para nosotros en la cruz. Busca la promesa en la Palabra y recuérdasela al Padre en oración, pidiendo todo en el nombre de Jesús. Orar en el nombre de Jesús, basado en lo que Dios ha dicho, nos coloca en la posición de recibir de Él. No se basa en el sentimiento, se basa en creer lo que Dios dijo: Creer y ser paciente es clave. Aprendamos a orar y a pararnos en sus promesas para ver las oraciones contestadas en su tiempo.

Juan 15. 16. No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.

Padre, gracias por la obra perfecta de tu Hijo Jesucristo en la cruz. ¡Consumado es! Todo fue hecho, terminado, concluido, en todas las áreas de mi vida. Y como hijo tuyo, no tengo falta de ningún bien. Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad ya me fueron dadas por tu divino poder, mediante el conocimiento de mi Señor Jesucristo, quien me llamó por su gloria y excelencia, y me has dado preciosas y grandísimas promesas para llegar a ser participante de tu naturaleza divina. Amado padre, te pido perdón por la desidia de no orar y buscarte cada día, cuando tienes tanto para mí, desde hoy pondré diligencia, haciendo crecer la fe que me has dado, mediante el estudio y la obediencia a tu palabra. Gracias porque tu puerta está siempre abierta para mí, en el nombre de Jesús, amén.

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