Romanos 10. 17. Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
En el griego el verso dice que la fe viene por un rhema de Cristo, es decir por una palabra o declaración específica dada por el Señor respecto a un asunto en particular, a una persona en particular.
En Juan 1.1, el Verbo, la palabra en el griego es logos, que a diferencia de rhema, se refiere a los dichos de Dios, a sus preceptos, doctrinas, sabiduría, planes y propósitos en general para la humanidad. Por supuesto que tenemos que atender a su palabra logos, es nuestro manual general para la vida.
2 Timoteo 3. 16-17. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.
El Señor Jesús sigue hablando personalmente el día de hoy. Todos sus discípulos, los hijos y las hijas de Dios, necesitamos un rhema para sostenernos frente a los problemas específicos que enfrentamos. ¡Pídele al Señor que te hable sobre tu situación! Él lo hará de diversas maneras: Directamente con su Palabra escrita, con un sueño o una visión, con una palabra profética, por medio del consejo de tu cónyuge o tus padres, o incluso audiblemente. Nuestra comunión diaria con Él es muy importante para distinguir su voz de las múltiples voces que escuchamos, y así tener una fe fuerte, una fe grande y firme.
Padre, gracias porque siempre me estás hablando. Abre mis ojos, mi oídos, mi entendimiento, para que pueda distinguir tu voz en medio de toda la confusión y ruido que hay en el mundo. Tu pueblo no creyó a tu voz y dieron vueltas en el desierto cuarenta años. Hazme sensible a tu voz, como la oveja que reconoce la voz de su Pastor. No quiero dar más vueltas, quiero seguirte y obedecerte. ¡Oír tu palabra rhema, especial para mí! Mantenerme siempre viendo al Invisible y obedecer a tu guianza. Sé que quieres lo mejor para mi, porque eres bueno y para siempre es tu misericordia. Perdona toda desobediencia y fortaléceme con tu Espíritu Santo para seguir el camino de tu palabra, que es espíritu y vida. En el nombre de Jesús, amén.