Ahí nos encontábamos, pero Jesús declaró: Juan 12. 46. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.
Es decir, para no andar tropezando, nuestro camino debe estar continuamente iluminado por la presencia y la palabra de Jesucristo, y los ojos de nuestro entendimiento alumbrados por el espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él.
Efesios 1. 8. que hizo sobreabundar para con nosotros en toda sabiduría e inteligencia,
Y aunque nuestra salvación no esté en riesgo, no tenemos aún la suficiente revelación para vencer toda tiniebla, o inconscientemente hemos caminado medio a ciegas, conformes con poquita luz; con una visión de corto alcance; como si anduviéramos por una calle poco iluminada, cuidándonos de no caer en un hoyo.
EN CUANTO AL DESORDEN.
Cuando Dios llevó a cabo la creación, la hizo de manera ordenada, día por día, considerando inclusive el día de descanso. Gen. 1.31.
Jeremías 10. 12. El que hizo la tierra con su poder, el que puso en orden el mundo con su saber, y extendió los cielos con su sabiduría.
Como hijos de Dios, hechos conforme a su imagen y semejanza, adoptemos su orden. Dios respeta el libre albedrío, permite que ejerzamos nuestra voluntad, sin embargo reconozcamos que muchos de nuestros PROBLEMAS surgen por el DESORDEN que permitimos o que provocamos por hacer las cosas “a mi manera”. Cómo hij@s de Dios hemos sido renacidos a una nueva vida, por lo que el Espíritu Santo y la Palabra siempre están dispuestos a ilumiinarnos para ya no ser HIJOS DESORDENADOS DE UN DIOS DE ORDEN.
¡Espíritu Santo revélame a Jesús cada día más! Me comprometo a incrementar cada día más mis tiempos de oración contigo, asistir puntualmente los domingos, pertenecer y asistir a una Casa de Vida, para no vivir con poquita luz, poquita visión y poquitos resultados. A intencionalmente practicar la fe, preguntándote sobre cada cosa y esperando tus respuestas. Asimismo me comprometo a, con tu ayuda, hacer morir lo terrenal en mi vida y buscar lo que proviene de ti, de tu vida sobrenatural, de tu reino de justicia, gozo y paz, en el nombre de Jesús, amén.