ESTUDIEMOS EL TEXTO Y LOS PERSONAJES: Juan 12. 1-8. Seis días
antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. 2 Y le hicieron allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con él. 3 Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. 4 Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: 5 ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? 6 Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. 7 Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. 8 Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, mas a mí no siempre me tendréis.
LÁZARO: No es cualquier persona en la Biblia, a Lázaro no le curaron un
resfriado, es alguien que fue resucitado por el Señor Jesús después de cuatro días de muerto. Su cuerpo estaba en descomposición cuando Cristo le mandó salir del sepulcro. Lázaro era el portador de un milagro grande. ¿Cómo fue que su corazón volvió a latir? El relato nos dice que Lázaro está sentado a la mesa.¡No debiera estar sentado, sino dirigiendo una cruzada de sanidad y milagros! Contando al mundo “estuve muerto y fui resucitado”. El hombre milagro está con Jesucristo en la cena, pero se nos dice que está sentado…
Padre, gracias por todo lo que has hecho en mi vida, porque aunque no me resucitaste físicamente de los muertos como a Lázaro, si resucitaste mi vida y tengo mucho que contar a cerca de ello. Yo estaba muerto en mis delitos y pecados, mi vida transcurría sin pena ni gloria, pero hoy te pido perdón por haber permanecido sentado sin hablar de tus maravillas, de cómo resucitaste a mi familia, mis relaciones, mis finanzas y todo lo que tengo y soy. Te pido que me llenes hoy de la pasión de tu Santo Espiritu para hablar siempre de tus misericordias para mi vida, que son nuevas cada mañana, de la grandeza de tu fidelidad, porque nunca me dejas ni me desamparas y me llevas siempre adelante, de triunfo en triunfo y de gloria en glora, en el nombre de Jesús, amén.