No hay mejor manera de conocer al Señor que invitándolo a pasar a nuestra casa. EñEl está a la puerta.
Apocalipsis 3. 20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Para expresar nuestro amor a personas especiales, solemos organizar comidas o cenas. El Señor nos invita a hablar de cerca con Él, para hacerlo desde la experiencia de un tercero. La percepción de lejos nunca dará una impresión correcta y justa de la persona. Sin embargo, muchos funcionamos desde la lejanía, por prejuicios, o por temor.
“Lo vi de lejos y era un monstruo, lo vi de cerca y era humano, me puse a su lado y era mi hermano”. Ps. Omar Herrera.
Solo desde el dentro nuestro, sabremos lo que significa tener al Rey de reyes operando desde nuestro corazón.
Padre, acércame más y más a ti. Quiero sentirte, quiero oírte. Distinguir tu voz entre todas las voces y ruidos tanto externos como internos. Entre toda la confusión, las opiniones. Que pueda escuchar el dulce murmullo de tu voz fuerte y claramente. Tus ovejas oyen tu voz y la siguen. Yo soy oveja de tu prado. Gracias porque siempre estás conmigo, nunca me dejas ni me desamparas. Porque si me pierdo, dejas a las 99 para venir a rescatarme. Te entrego mi vida, en absoluta consagración. Que tu Santo Espíritu limpie mis necedades, mis pecados, mis rebeliones y me llene cada día de tu misericordia y de nueva fortaleza para seguir adelante en tu camino, en el nombre de Jesús, amén.
